Si tus manos no me hubieran acercado a tu cuerpo con tanto ímpetu, tal vez
Y si no me hubieras atrapado en un espacio tan dormido, cansado, tan lleno de gente
Si no me hubieras callado en las sombras, a escondidas, quizás tus ojos no me llamarían tanto la atención
Pero me declaro culpable, sí, de buscarte incansablemente
Para ver qué me decías sin palabras, a lo lejos, entre rayos de sol o entre cuerpos que bailaban y transpiraban eufóricos
La satisfacción tan humana y a la vez tan voraz que me apretó las entrañas y me erizó la piel cuando finalmente me besaste, wacha, qué terrible todo lo que puede significar un susurro
Y esa bobada tan adolescente de recordarte en cualquier lado y apretar las piernas, y cerrar los ojos, y nadar un rato más en ese mundillo que inventamos y fue nuestro un rato, rodeado de sueños ajenos y ropas mojadas.