y me entrego, entonces
al vaivén de las olas
al viento de las mañanas
será que me convertí
en una más
que se levanta temprano
para ir a trabajar
que deambula por las calles
amanecientes de la ciudad
con la punta de los dedos congelados
y la cabeza en cualquier lado
será que todavía adolezco
que mi juventud
me parte la espalda
y me da dolores de cintura
aunque quizás sea solo mi ingenuidad
la que me convence de buscar siempre
algo, lo que sea
en algún pobre ángel nuevo
y me desarmo, entonces
en la constante de los días
en la muerte de mis noches