a mí lo que me pasa es que busco todo, a mí no me sacia nada. porque seré tonta, pero nunca lo suficiente como para que mi estupidez engañe al vacío del alma, del pecho, de la vida. a mí sí me pesa en el cuerpo el amor profundo y cruel y desesperado y atroz. tal vez por eso me habré vuelto caprichosa e insistente, porque no existe en mí siquiera un dejo de viveza. y entonces, cuando pensaba que ya había dejado ir tanta idea necia, ignorante, ingenua e infantil, vuelvo a contemplar la lejana posibilidad de que alguien sienta por mí lo más mínimo que exista. no necesito ser yo el amor de la vida de nadie, me repito como un mantra cuando despierto todas las mañanas que a mí no me hace falta ser amada por nadie, que yo puedo sola con mi propio desagrado y mis propias carencias, que no necesito que nadie me sostenga sin asco el pelo mientras vomito hasta la última gota de locura. pero algo siempre falla en la ecuación. siempre se me cuela alguien en los sueños y me persigue las madrugadas. siempre estoy borracha y drogada y miro como buscando y nunca encuentro. será que soy fea, como pensaba cuando era chica.